El fin de la pesadilla


Apagamos El Propalador aunque sea por un ratito. Lo que nació como un escape a la presión de un gobierno caracterizado por el abuso del poder, la ineptocracia, el kirchnereo y un populismo mentiroso y de derechas, llega a su fin.
Puede que sigamos coleccionando en privado notas de oposición, porque ningún gobierno es perfecto, pero sería triste pensar que podemos volver a llegar a tocar fondo institucional como ha ocurrido en los último ocho años.
Sí, estoy contento porque perdió el kirchnerismo. Suena a revanchista o lo que quieran, pero no jodamos, es un sentimiento puro, natural y habitual. ¿O acaso no celebrás cuando el que te hizo bullying durante años finalmente queda expuesto? Acá nadie podía protegerte del abusador porque era el mismísimo director de la escuela.
Discúlpenme si no me pongo a llorar con ustedes o si no logro quedarme callado la boca, pero me han basureado tanto, pero tanto, que no puedo evitar que se me escape una leve sonrisa. Eso me hará menos cristiano y podrá no quedar muy en línea con el discurso integrado del presidente electo, pero no me digan que no es humano.
Se van a cuarteles de invierno. Puede que en las sombras continúen sus actividades subversivas, pero hoy es momento de festejar.
Festejar sin olvidar que los que se ha enriquecido con el Estado, aún están sueltos. 

Taluego.

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